En el primer artículo de este blog, Las estrategias de aprendizaje y su importancia en la educación, abordamos el asunto de la importancia de enseñar a aprender. Esto es posible mediante el empleo de las adecuadas estrategias. El
uso de una estrategia de aprendizaje es un modo de actuar que facilite el estudio; un procedimiento, ya sea un método, regla, técnica, destreza o habilidad que se
dirige a la consecución de un fin: el aprendizaje de conocimientos.
Relación de las estrategias con las fases cognitivas del aprendizaje
El
proceso cognitivo de aprendizaje se desarrolla en diferentes fases. Tiene dos
etapas bien diferenciadas: la adquisitiva y la reactiva o lo que es lo mismo,
la de adquisición de conocimiento y la de utilización del conocimiento
adquirido. A su vez, en cada una de estas etapas se dan tres fases: receptiva,
reflexiva y retentiva en la adquisitiva; extensiva, expresiva simbólica y
expresiva práctica en la reactiva.
La
fase receptiva es en la que se recibe la información por la estimulación
sensorial; en la fase reflexiva la información recibida se transforma en
conocimiento mediante la organización y comprensión de aquella; en la
retentiva, se memoriza, almacenándola para su posterior recuperación. En las
fases de la etapa reactiva se producen los actos de transferencia del conocimiento, en la fase
extensiva; la expresión verbal, oral y escrita, en la fase simbólica y la
puesta en práctica, ya sea en la expresión técnica, artística o moral.
Estrategias previas: estrategias condicionantes
Pero
antes de activar el aprendizaje cognitivo y del empleo de las estrategias que
van ligadas a cada una de sus etapas y fases, es necesario que se den unas
condiciones previas que, si bien no son causa de conocimiento en sí mismas, este es imposible sin
ellas. Son condiciones que dependen de factores tanto ambientales
y físicos como mentales.
Los
factores ambientales, tales como la temperatura, la luz, la atmósfera, el ruido y
el confort en general, influyen negativamente si no son los adecuados. Además,
factores internos como el sueño, hambre, cansancio, dolor de cabeza o malestar
general provocan efectos negativos en el estudiante.
De
la misma manera, hay condiciones psicológicas previas al aprendizaje que
influyen en el alumno. Tienen que ver con sus actitudes y convicciones ante el
estudio. Su actitud depende de la voluntad de aprender. El deseo de aprender motiva el estudio. Las
convicciones del alumno vienen determinadas por las propias ideas, positivas o
negativas, que este se hace sobre sus capacidades.
Estrategias receptivas o de atención
En
la fase receptiva o de adquisición de la información las estrategias que
debemos poner en marcha son las de atención, que favorecen el control del sistema
cognitivo hacia la información relevante en cada contexto. Entre estas distinguimos las de
captación y las de selección de la información.
Captar
la información es percibir conscientemente los estímulos que recibimos, ya sea
por vía oral, escrita o por la mera observación de la realidad. En esta fase
hay que saber escuchar, preguntar, tomar apuntes, leer comprensivamente,
observar lo importante. Entre las estrategias de captación que ayudan a la
obtención de la información que llega al alumno por vía oral está la de tomar
apuntes adecuadamente. Para ello es necesario seguir unos pasos y un método:
fecharlos, paginarlos,
identificarlos bien; dejar espacio para futuras anotaciones, simplificar
la escritura con una taquigrafía propia, compararlos con los de otros
estudiantes y repasarlos el mismo
día que se han tomado. Una ayuda para captar las ideas principales mientras se
toman apuntes puede ser la propia entonación e inflexión de la voz del
profesor.
En
el proceso de selección de la información lo que el alumno hace es escoger de
entre todo lo que capta solo lo que interesa: las ideas principales y las
secundarias a estas desechando lo accesorio. Manejar buenas técnicas de
subrayado, síntesis y resumen es lo que le facilitará esta tarea. Para ello es
necesario detectar convenientemente las ideas principales —aquellas sin las
cuales el texto pierde su sentido—, las secundarias y jerarquizarlas. Para
subrayar el texto primero hay que leerlo, después se destacan y subrayan las
ideas principales, se relacionan entre sí y con las secundarias mediante
flechas, por ejemplo.
El
resumen y la síntesis de un texto consisten en la reducción de su contenido de manera que conserve su sentido. Si esta acción la realizamos con
nuestras propias palabras la llamamos síntesis, si lo hacemos con las palabras
del autor, resumen.
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